8 de enero de 2011

Las heridas del cerebro

Hoy he encontrado esta noticia en numerosos e-diarios. Me alegra que los medios de comunicación dediquen espacio a la "epidemia silenciosa". 
Copio directamente de uno de ellos.
El Ceadac-Imserso, inaugurado hace nueve años, es la referencia nacional en daño cerebral adquirido: busca la manera de fomentar la autonomía personal de quienes sufren lesiones, ni congénitas ni degenerativas, en el órgano que rige nuestro cuerpo. Y hay que recordar que una herida en el cerebro puede inutilizar otras partes de nuestra compleja maquinaria: «Ves con tu lóbulo occipital: no vale con tener los ojos bien. Caminas con tu cerebro. Hablas con tu cerebro», resume la directora del centro, Inmaculada Gómez Pastor. 

En un principio, se pensó que los pacientes del Ceadac iban a ser, principalmente, jóvenes víctimas de accidentes de moto, pero la realidad está corrigiendo sus previsiones: del centenar de usuarios que atienden ahora mismo, sólo una cuarta parte sufre traumatismo craneoencefálico, mientras que el resto se reparte entre otras causas, como ictus -«ha subido mucho entre la gente joven: ahora mismo tenemos aquí una media de 37 años»-, tumoraciones, encefalopatías, secuelas de operaciones...
El centro, dependiente del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, enfoca la rehabilitación de estas personas de manera integral, aunque siempre con la idea clara de que «la persona nunca va a ser la misma de antes». Y su planteamiento es por fuerza personalizado: «Cada cerebro humano es distinto a todos los demás, refleja la historia de su vida, los aprendizajes que ha tenido -explica el neuropsicólogo Álvaro Bilbao-. La lesión cerebral se manifiesta de manera distinta en cada persona». Entre los casos que ha atendido el Ceadac-Imserso hay algunos tan llamativos como terribles: un hombre que quedó amnésico a raíz de un accidente en el que murieron su mujer y su hija, y que preguntaba por ellas constantemente; personas que salen del coma y no reconocen a sus hijos; pacientes que no identifican ninguna cara o que creen identificarlas todas... «El cerebro es inescrutable, sigue siendo un misterio del que sabemos muy poco. Pero, si lo trabajamos, conseguimos mejorías», apunta la directora.
En España no existen estadísticas oficiales sobre la incidencia de este problema, pero la Federación Española del Daño Cerebral, extrapolando datos de otros países, estima una cifra de 100.000 casos nuevos cada año. La Organización Mundial del Ictus, por su parte, hace hincapié en que una de cada seis personas acabará sufriendo un accidente cerebrovascular en algún momento de su vida. «Lugares como este son muy importantes -apunta José Carlos Arranz, recién salido de su sesión de terapia ocupacional-. Aquí hay casos de todo tipo, desde el 'erasmus' en Finlandia al que le empujaron y le atropelló un tranvía hasta el paciente al que una bajada de azúcar le ha dejado sin oxígeno en una operación. Viene gente de toda España: de Galicia, de Andalucía... Hasta de Portugal. Hacen falta más centros así».

7 comentarios:

  1. Me ha gustado Paloma, me llamó la atención por el título del artículo.Es verdad, que una "herida del cerebro" no es como un daño en una pierna o brazo que solo afecta al miembro afectado, como dice vemos o caminamos realmente con el cerebro..

    saludos :)

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  2. Gracias por tu comentario, Jose. Me ha parecido un artículo interesante para difundir, el cerebro es un gran desconocido, y las consecuencias de sus lesiones más todavía.
    Un abrazo.

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  3. Hola, me llamo Raquel, y sufri un daño cerebral, un ictus, lo sufri cuando tenia 28 años, ahora tengo 30. Aqui estoy, fui al Ceadac, me ayudaron muchisimo, y ahora estoy en el gimnasio y en fisio. Todavia es pronto para decir o ver como voy a quedar, me deshice de la silla de ruedas a los dos meses. Por el momento esto es todo lo que puedo contar. Gracias a mi familia estoy aqui, porque esto es algo muy duro. Mi hermana es enfermera y es todo gracias a ella. No se como darles las gracias. Muchisimas gracias, de verdad. Un abrazo, Raquel.

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  4. Hola, Raquel. Muchísimas gracias a ti por tu aportación. Has pasado por algo muy difícil, y me alegro de que tu familia te haya apoyado tanto (siempre digo que el daño cerebral afecta a familias, no a personas), pero recuerda que TU eres quien ha hecho más esfuerzo por mejorar. Ánimo para continuar tu lucha, que tienes toda la vida por delante para seguir disfrutando de muchas cosas bonitas y conseguir muchos logros. Un abrazo.

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  5. Hola, yo tambien he sufrido un daño cerebral y he tenido la suerte de poder recuperarlo bien o mas o menos no me importa el pasado, ya que el presente es lo importante, yo he estado en el ceadac y he visto cosas, que me han puesto los pelos de gallina y he pensando en que yo, me podria ver en esa situacion y la suerte que habia tenido, la pena que me da es que este tipo de cosas no esten difundidas entre la sociedad y no se le de el valor que tiene, solo las familias que lo han padecido saben de que va pero por desgracia por que les ha tocado padecerlo, esta sociedad debe ser mas humana entre los que yo me incluyo, por eso os comparto, a ver si valora esta sociedad el trabajo que realizan las personas que trabajan en estos centros y los mismos centros en si, tambien veo importante que las personas que hayamos sufrido esto aportemos nuestro granito de arena difundiendolo y contando lo que nos ha pasado sin esconderlo.

    Saludos para todos, y a los afectados mandaros energia que de esto se sale, pero con lucha y esfuerzo, asi que ha disfrutar de la vida que es lo importante.

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  6. Gracias por tu aportación, es una suerte que tengas esa fuerza y te hayas recuperado tanto. Es cierto que hay casos de afectados por daño cerebral muy, muy duros, y las personas que lo ven de cerca saben a lo que me refiero.
    Gracias por compartir la noticia, la difusión, como bien dices, es una pieza importante para lograr que se den medios para la recuperación de estas personas.
    Un abrazo.

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  7. En 2003, con 36 años sufrí un ictus hemorrágico muy grave. Puedo hablar de logopedia, silla de ruedas, pañales... y cosas tristísimas pero quiero resaltar que sin la amablidad y comprensión del personal sanitario no creo que me hubiera recuperado. Hoy estoy bien.

    Maite Colomines

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