Me hace pensar en las innumerables veces que he puesto al paciente a realizar actividades que realmente no le interesaban para nada, en pro de que eran "lo que el tratamiento requería".
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Ciertamente es mucho más significativo para la persona que el proceso rehabilitador le encamine hacia una normalidad social, que lograr unos grados más de movilidad a base de repeticiones sin sentido.
En definitiva, que en algunos casos es mejor acompañar al paciente a tomar un café (aprovechando ese momento para reconducirle en lo necesario) que adiestrarle en el uso de lo último que haya salido en ayudas técnicas.
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